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¿Qué es un partido de fútbol?

Afectado por el virus del fútbol que, en cualquier país, hace que sistemáticamente me informe acerca de la presencia de equipos, la ubicación del estadio y los...

Stefano Rosso

"Afectado por el virus del fútbol que, en cualquier país, hace que sistemáticamente me informe acerca de la presencia de equipos, la ubicación del estadio y los partidos programados, el domingo pasado estuve en las gradas de un estadio de fútbol a las afueras de Madrid para ver un partido de “Liga Adelante”, la segunda división española, entre el equipo local de Alcorcón y el Recreativo de Huelva, junto al cual también jugó el portero Stefano Sorrentino durante una temporada.Más allá del partido - una remontada que terminó 2-1 al 93' a favor de los locales que estuvieron dominando durante toda la duración del partido (23 remates en total, 11 de los cuales a la portería, contra los 8 de los visitantes, de los cuales dos fueron a parar al espejo) – me impresionó el ambiente que se respiraba en el campo municipal de Santo Domingo y estuve reflexionando sobre el significado de un partido de fútbol, tratando de racionalizar los sentimientos que me venían bebiendo mi “caldito”, típico vaso de caldo hirviente de las temporadas invernales en los embarrados céspedes de la provincia.

Un partido de fútbol es un conjunto de historias muy diferentes, una para cada persona presente en el estadio en ese momento preciso. La increíble remontada del Alcorcón contra el Recreativo de Huelva, por ejemplo, no es más que la historia de la sonrisa de Alberto, un niño de 8 años que a pesar del frío ya estaba en el estadio dos horas antes del comienzo. Se puso exactamente en frente a la entrada de los vestuarios para comprobar uno por uno la llegada de todos los jugadores del Alcorcón, bajo la atenta mirada de su padre. Pasaron todos: Juli, Nagore, Sergio Mora… pero él, lápiz y papel en mano, no mostró ninguna reacción a pesar de las llamadas del padre. Alberto sólo estaba interesado en un jugador, su ídolo, Oriol Riera, y sin hacer caso a las críticas de su padre - "Déjalo, no marca nunca" le decía - él permaneció impasible, esperando a su campeón.La increíble remontada del Alcorcón contra el Recreativo de Huelva también es la historia de la sonrisa de Peng, un camarero chino de 38 años, una vida de peregrinaje por España hasta instalarse en las afueras de Madrid para trabajar en el restaurante de un pariente. Él también ha decidido pasar la tarde en el estadio de Santo Domingo: quería comprar la bufanda del que se ha convertido en su equipo favorito: el Alcorcón. Tras tres horas de espera delante de la puerta de la tienda del club, no muy lejos de donde estaba esperando Alberto a su ídolo, finalmente consiguió lo que tanto codiciaba. Después de la compra, una mirada rápida y satisfecha al paño alfarero, y luego salir corriendo a trabajar con la esperanza de que su tío no se haya dado cuenta del retraso.La increíble remontada del Alcorcón contra el Recreativo de Huelva también es la historia del partido, que comenzó con la ventaja de los visitantes en el minuto 11 y acabó con los dos goles de los locales en la prórroga, pero en especial la del pequeño Alberto. Riera ha jugado los 90', de nuevo sin marcar - como decía su padre - y recibiendo maldiciones desde las gradas, pero para Alberto todo esto no tenía valor. Sentado en su silla, detrás de la portería del Alcorcón, mantuvo en sus rodillas algo más valioso: habiendo llegado el último de todos sus compañeros, Oriol Riera, a pesar de la demora, le firmó el autógrafo.